El
conflicto bélico que surge en 1846 entre los Estados Unidos y México, se debe
con la anexión del estado de Texas por Estados Unidos, México por su parte declaró el estado de Texas como una provincia rebelde al territorio mexicano.
En 1821 la independencia del Estado Mexicano de España trajo la victoria y la
beneficencia a México por la obtención de las provincias del norte, entre ellas
se encontraban las provincias de California, Texas y Nuevo México. Sin embargo,
la creciente inestabilidad política tanto interna como la política exterior del
Estado Mexicano, conllevo a una pésima administración del gobierno en las
nuevas provincias anexadas.
Al
poco tiempo, México optó por dejar ingresar al territorio a pequeños grupos de
ciudadanos estadounidenses, en esa decisión la situación dio un giro, las
pequeñas cantidades de estadounidenses que ingresaban, especialmente a Alta
California, pasaron de cientos a miles, en poco tiempo los nacionales
estadounidenses se situaban en la mayoría de la población de Texas. Estados
Unidos al percatarse de la situación, se dispuso a negociar la compra de la
provincia de Texas en repetidas veces, el Emperador de ese entonces, Agustín de
Iturbide y su sucesor Antonio López de Santa Anna, se negaban a ceder en las negociaciones de la compra de Texas.
Mientras
las negociaciones se rechazaban y se volvían a repetir, en Texas los habitantes
mexicanos y estadounidenses se encontraban cada vez con más desilusión y decepción del gobierno Mexicano. Muchos de los mexicanos que residen en las
provincias adquiridas de la derrota de España, se lamentaban y renegaban de la ineficiencia del gobierno y de la lejanía de la propia capital del Estado. Al
aumentar la problemática interna en México, los texanos se inclinaban a tomar
una decisión drástica cada vez más, esta decisión que se contemplaban, era la
de fundar e instituir su propio Estado.
En
1845 con la llegada a la presidencia de James K. Polk en Estados Unidos, y los
fracasos en las negociaciones con México respecto a la compra de las provincias,
se ordena la ocupación y el avance del ejercito norteamericano en Rió Grande en
el año de 1846. En ese mismo año el 24 de abril, sucedió el inicio del primer
combate armado en el Rancho Carricitos (Texas), una unidad de la caballería de
México arremetió contra un grupo de 63 hombres estadounidenses, quienes tenían el objetivo de resguardar el territorio en contienda. El saldo del primer
enfrentamiento fue de alrededor de 11 personas fallecidas, pertenecientes al
bando estadounidense. En la decisión y la mentalidad del presidente
norteamericano, James K. Polk, se aderia la idea de que la provincia de Texas
era suelo estadounidense y ante este suceso armado al norte del Rió Bravo, el
presidente solicitó la declaratoria de Guerra al Congreso estadounidense, con
la siguiente replica: “sangre
estadounidense ha sido derramado en suelo estadounidense”.
La
declaratoria de Guerra se formalizó el 13 de mayo de 1846, cuando el congreso
de Estados Unidos la declaró, México se enfrentaba ahora a una guerra en la cual
no tenia preparación alguna ni los mexicanos ni su propio ejército. En Estados
Unidos la declaratoria de Guerra fue tomada como una barbaridad por una gran
cantidad de estadounidenses, entre ellos destacaba el líder del movimiento de
Joshua Giddings y Henry David Thoreau, en contra de la guerra contra México, el último fue encarcelado. Sin embargo, en las filas del ejército estadounidense,
también se sentía la mala fe de una guerra con sus vecinos, el General Ulysses
S. Grant, quien era en esas fechas un oficial al mando del General Taylor,
opinaba lo siguiente:
Considero a esta guerra como una de las
más injustas perpetradas por una nación más fuerte contra una más débil. Este
fue el caso de una república siguiendo el mal ejemplo de las monarquías europeas,
sin tomar en consideración a la justicia en su deseo de adquirir territorio
adicional.
Las
cifras de la guerra fueron calculadas en 38 mil bajas, de ellas 25 mil eran
mexicanos y 13 mil estadounidenses. Sin embargo, en su mayoría las bajas fueron
cometidas por varias enfermedades, entre ellas se encontraba la fiebre
amarilla.
La guerra culminó con el tratado de Guadalupe-Hidalgo, ambas partes aprobaron el tratado y en 1848 se formalizó por el congreso de México. El tratado puso fin a las hostilidades y México perdió territorio nacional, pasando la provincia de Texas, California, Nevada, Utah, zonas de Colorado, Arizona, Nuevo México y Wyoming, al control de los Estados Unidos, la frontera entre estos se acordó en las inmediaciones del Rió Grande, por su parte a México le fue otorgado 15 millones de dólares, la que representaba la mitad de las primeras negociaciones de compra.
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